Dicen que la Navidad es una época de paz, amor y convivencia. Al menos, esto es lo que se ha dicho siempre. Su origen es incierto, porque no está nada claro que el protagonista, Jesús, naciera en estas fechas. Pero se impuso el 25 de diciembre porque desde hace milenios, en este tiempo de final de año, se celebraba el solsticio de invierno y la fiesta de la cosecha. Era un momento de alegría y agradecimiento por todo lo que nos había ofrecido la «Madre Tierra o Madre Naturaleza» durante el año y nos preparábamos para la oscuridad del invierno y el posterior renacimiento.

 

Claro que, esto ocurría cuando vivíamos sin electricidad, sin tecnologías de la información; cuando estábamos mucho más conectados con el planeta que nos sostiene y nos sustenta. Esto ocurría cuando aún no se había inventado el individualismo, ni los alimentos que no alimentan y nos enferman; cuando la cooperación de todos los miembros de la comunidad, igual como pasa en los bosques con todos sus habitantes vegetales, nos fortalecía.

Han pasado los años, los siglos, los milenios,… y aunque en el último siglo, según dicen, hemos avanzado en conocimientos  más que en toda la Historia, somos capaces de viajar por el espacio, estar conectados constantemente por todo el mundo sin cables ni enchufes (siempre que no se agote la batería del móvil); fabricamos prótesis robóticas y cada vez estamos más cerca de la inteligencia artificial, la Física Cuántica ya ha demostrado que somos pura energía, que somos luz,… Sin embargo, el paradigma científico basado en las «Leyes de Newton», de hace 4 siglos, sigue vigente con todos sus aciertos y también sus fallos. Somos incapaces de encontrar la cura de enfermedades como las ERyMEs o el cáncer y un virus es capaz de paralizar y aterrorizar a casi toda humanidad del planeta durante más de dos años.

Aún así, las tradiciones se mantienen. Continuamos celebrando la Navidad aunque muchos ya no recuerden que significa mucho más que comprar compulsivamente, maltratarse a base de comidas poco saludables, exceso de azúcar y alcohol y peleas familiares. ¿Qué ha pasado? ¿Nos hemos perdido?…Pues quizá sí, pero sólo aparentemente. Cuando actuamos desde el corazón y dejamos que nuestra mente repleta de datos, peligros y suposiciones inciertas descanse un rato, podemos ver y sentir el amor, la fraternidad, la paz que vive en nuestro interior; podemos ver la auténtica Navidad.

Este año, la Liga Reumatológica Española – LIRE ha decidido optar por la cooperación, porque juntos somos más fuertes y se nos oye más. Por eso hemos optado por felicitar las Navidades de manera conjunta con todas asociaciones adscritas a LIRE que han querido participar de la iniciativa. Así que, todo lo que la Liga Reumatológica – LIRE quiere para esta navidad es…. ¡Mira el video!