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Se necesitan cambios a corto plazo en el proceso de la evaluación de medicamentos innovadores y fijación de precios para la financiación pública de ellos en España, según un estudio publicado recientemente.

 

Representantes de sociedades científicas y colegios profesionales, autoridades sanitarias, delegados de la industria farmacéutica, economistas de la salud y asociaciones de pacientes participaron de una encuesta con el objetivo de valorar el proceso de incorporación y financiación de medicamentos en la sanidad pública.

Esta investigación realizada por la Fundación Weber fue publicada en el informe titulado “El proceso de financiación pública de los medicamentos en España: ¿dónde estamos y hacia dónde vamos?”. El documento recoge un análisis de expertos sobre la situación actual en el país y un resumen sobre dicho procedimiento en otros países de la OCDE.

Según esta publicación, dos tercios de los encuestados consideran que los tiempos de evaluación y fijación de precios para la financiación pública de medicamentos son “demasiado largos”.

Actualmente, tan solo un 51% de los fármacos aprobados entre 2016 y 2019 por la Agencia Europea del Medicamento (EMA) está disponible en la sanidad pública, lo que contrasta con el 88% de Alemania y 70% de Italia, los dos países mejor posicionados según esta medida.

La voz de los pacientes queda consignada en el primer borrador del informe de posicionamiento terapéutico elaborado por una comisión integrada por el Ministerio de Sanidad, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y las comunidades autónomas. Sin embargo, hoy no existe información sobre cuál es el impacto efectivo de la opinión de los pacientes en la decisión final.

La Liga Reumatológica Española – LIRE – se ha posicionado a través de las alegaciones presentadas al Anteproyecto de ley que modifica el real decreto de aprobación de la Ley de Garantías y Uso Racional de los Medicamentos y Productos Sanitarios. Lo explicamos en este artículo.

Los expertos consultados afirman que el proceso debe ser “riguroso y consistente”, con criterios claramente definidos por la evidencia científica y ajustado a tiempos razonables. Coinciden en que debe darse más importancia a la participación de asociaciones de pacientes, sociedades científicas y la industra farmacéutica. Asimismo, valoran la importancia de incorporar medidas de transparencia y de evaluación continua de las decisiones tomadas.