Un sistema inmunitario alterado puede ser causa de una enfermedad, el síndrome antifosfolípido, que afecta a 40 – 50 personas por cada 100.000 habitantes. Aunque es muy minoritaria, sus efectos pueden tener origen en enfermedades reumáticas. En este artículo, resumimos algunos de los datos destacados del también llamado Síndrome de Hughes

La Liga Reumatológica Española – LIRE – tiene, entre sus principales objetivos, la voluntad de difundir información veraz y contrastada sobre las enfermedades reumáticas (ERyMEs). En un artículo anterior, nos limitamos a listar las 250 enfermedades englobadas en el que podríamos denominar «grupo reumatológico». En este artículo, explicamos lo más esencial sobre una de estas dolencias: el síndrome antifosfolípido.

Cuenta la história médica que, el reumatólogo Dr. Graham R.V. Hughes, del hospital St. Thomas de Londres, fue quien describió el síndrome antifosfolípido a partir de diversos estudios sobre anticuerpos específicos en personas con lupus eritematoso sistémico y trombosis. Así es que, en honor a este investigador, la enfermedad también se denomina Síndrome de Hughes.

Según explica la Mayo Clínic «el síndrome antifosfolípido ocurre cuando el sistema inmunitario crea, por error, anticuerpos que hacen que la sangre sea más propensa a coagularse. Esto puede causar coágulos peligrosos en las piernas, los riñones, los pulmones y el cerebro». Esta alteración inmunitaria puede causar trombosis arteriales o venosas en cualquiera de los órganos del cuerpo humano. El trastorno venoso más frecuente es la trombosis venosa profunda en las piernas, mientras que el trastorno arterial más frecuente es el llamado ataque cerebral. El Síndrome de Hughes también puede provocar problemas graves en mujeres embarazadas. De hecho, se dice que esta enfermedad es la responsable de la mayor parte de los abortos prematuros en los trimestres finales del embarazo, en mujeres con Lupus eritematoso sistémico.

Micrografía de una biopsia de riñón mostrando una microangiopatía trombótica, tal como puede ser vista en un Síndrome antifosfolípido. Foto de Wikipedia

Nadie ha explicado aún la etiología u origen de esta enfermedad, pero está más que probado​ que, por alguna razón, el sistema inmunitario activa la coagulación de la sangre.

También se sabe, según diversos artículos científicos sobre esta enfermedad, que el síndrome antifosfolipídico «puede producirse debido a una enfermedad no diagnosticada como un trastorno autoinmune, una infección o determinados medicamentos. También se puede desarrollar el síndrome sin una causa preexistente».

 

10 consejos para personas con síndrome antifosfolípido

 

Una de nuestras fuentes de referencia sobre las enfermedades reumáticas és la Fundación Española de Reumatología que reúne a algunos de los expertos con más prestigio del país. Aprovechamos este artículo para compartir el decálogo de consejos que ofrece esta entidad para personas que conviven con el Síndrome antifosfolípido.

1- Ojo con la trombosis

El SAF puede aparecer a cualquier edad, pero en las personas mayores podemos encontrar otras enfermedades que contribuyan a la trombosis; sin embargo, en las personas jóvenes, esas otras enfermedades no suelen estar presentes. Por eso, si eres una persona joven (menor de 60 años) y tienes una trombosis venosa o arterial sin causa aparente, acude a un reumatólogo para que investigue si tienes un SAF.

2- Riesgos durante el embarazo

Un aborto, durante el primer trimestre de la gestación, es frecuente en la población general. En el caso de sufrir 2-3 abortos durante el primer trimestre o una pérdida en el segundo trimestre o complicaciones como un retraso del crecimiento intrauterino del feto, sin que haya una causa que el ginecólogo pueda explicarte, se debe acudir a un reumatólogo para que investigue si se trata de un SAF.

3-Portador de anticuerpos antifosfolípido positivos sin síntomas

Si tienes solo anticuerpos antifosfolípido positivos y nunca has tenido trombosis ni complicaciones del embarazo, no tienes síndrome antifosfolípido, eres solo portador de esos anticuerpos. Si esa es tu situación, también debe revisarte un reumatólogo para indicarte si necesitas algún tratamiento preventivo.

4- Mantén un estilo de vida saludable

Si tienes SAF o anticuerpos antifosfolípido positivos, debes tener una alimentación sana (dieta mediterránea) y evitar el tabaco. Además, también es aconsejable la práctica de ejercicio físico de forma regular.

5- Controla los factores de riesgo cardiovascular

Es fundamental controlar todos los factores de “riesgo vascular” como la hipertensión, el colesterol alto, la diabetes, la obesidad, la toma de estrógenos (hormonas que se encuentra en los anticonceptivos) y el consumo de tabaco para evitar tanto la primera trombosis como las sucesivas.

6- Planifica el embarazo con tu reumatólogo

Las pacientes con anticuerpos antifosfolípido positivos deben tener tratamiento durante el embarazo. El tratamiento con dosis bajas de ‘Aspirina’ tiene que tomarse antes de la concepción. Después, habrá que administrar otros tratamientos, dependiendo de los casos. Con la terapia habitual (bajas dosis de ‘Aspirina’ y ‘Heparina’) se logra el éxito del embarazo en el 70% de los casos. Si con el tratamiento habitual no es suficiente, hay otros tratamientos que pueden ayudar a que el embarazo llegue a buen término, por eso es muy importante la planificación del embarazo con el reumatólogo y hacer un estrecho seguimiento del mismo.

7- Se puede tratar la trombosis

El tratamiento de la trombosis se hace siempre con anticoagulantes, siendo el ‘Sintrom’ el más conocido en España. Aunque recientemente han aparecido otros anticoagulantes, no son efectivos para tratar la trombosis en el SAF.

8- No pierdas de vista otras enfermedades autoinmunes

El SAF también puede asociarse a otras enfermedades autoinmunes, sobre todo al Lupus Eritematoso Sistémico (LES) y, en menor medida, con la artritis reumatoide o el síndrome de Sjögren, entre otras. Si bien, el tratamiento de esta patología no cambia en estas situaciones.

9- Abordaje por un equipo multidisciplinar

Como en todas las enfermedades autoinmunes sistémicas es importante contar con la participación de otros especialistas para tratar las manifestaciones del SAF. En el caso de la trombosis, el hematólogo estará involucrado en la anticoagulación; para el embarazo siempre contaremos con un obstetra que conozca las complicaciones de la enfermedad; si hay afectación renal, compartiremos las decisiones de tratamiento con el nefrólogo, etcétera. El reumatólogo decidirá en cada momento con que especialista consultar.

10- Ayuda de las asociaciones de pacientes

Las asociaciones de pacientes juegan un papel clave y pueden servir de apoyo a los afectados, además de ofrecer otros servicios, como más información, talleres o atención psicológica, entre otros.

* Decálogo realizado con la colaboración de la Dra. María José Cuadrado, reumatóloga de la Clínica Univesidad de Navarra.